Hoy, 08 de noviembre, celebramos la memoria de Sor Isabel de la Trinidad. Ella es mi santa preferida y la más querida después de mis santos padres Teresa de Jesús y Juan de la Cruz.
Conocí a Sor Isabel, allá por el año 1984, creo que fue el año de su beatificación, y desde que la conocí nunca la dejé, más bien traté de saber más de ella. Hasta creo que me fanaticé pues tratando de conseguir sus escritos andaba llamando a las Nazarenas para ver si llegaban sus obras y un día una de las monjas me contestó diciendo que yo era un enfermo de Sor Isabel; claro, en realidad, para ellas, las monjas, es más fácil conseguir ese material, en cambio para nosotros los seglares (al menos para mí) nos resulta más difícil.
Lo cierto es que esa respuesta me frenó y bueno, algo demoré en conseguir sus obras completas. Pero el día que las tuve en mis manos y las leí mi amor por sor Isabel creció. Al presente las he leído por completo y la verdad es que estoy fascinado por tanta santidad presente en su vida, una vida tan común y a la vez tan especial. Sus dos Tratados espirituales son una verdadera joya, su elevación a la Santísima Trinidad una de las más profundas; sus cartas ¡tan humanas!, tan cercanas a todos.
Ella es la santa de la presencia de Dios, la santa de la Inhabitación Trinitaria, la santa del recogimiento.
Algo que me atrae mucho de ella es el camino espiritual que encontró y que nos propone como una manera de acercarnos al buen Dios que tanto nos ama y vive en sociedad con nosotros: Ser Alabanza de Gloria de la Trinidad.
Quiero mucho a mi Sabeth, pero debo reconocer que no la imito, mas bien creo que me he alejado de su compañía. Pero días como hoy son propicios como para renovar el compromiso de mejorar y de esforzarme en vivir su doctrina y su camino espiritual de "Alabanza de Gloria"
Mi querida Sabeth, ayúdame a buscar sinceramente a Jesús y a hacer de toda vida una perfecta alabanza de gloria de la Santísima Trinidad
Para conocer algo más de ella se puede visitar el siguiente link
La siguiente es un página muy completa sobre sor Isabel
Al final, querida hermana, creo no haber dicho nada relevante, pero tú conoces mi gran amor a ti, y espero que ese amor repare lo que no pude trasmitir con lo escrito.