miércoles, 16 de marzo de 2011

SAN JOSÉ Y SANTA TERESA DE JESÚS

        San José es un santo que inspira mucho amor al pueblo de Dios.  Si de María se dice que es fundamental en la vida de todo Cristiano Católico, bien podríamos decir lo mismo de José.  Y ciertamente, a lo largo de toda la historia de la Iglesia, encontramos muchísimos amadores suyos que no dejan de cantar su alabanzas y los prodigios que el buen Dios obró en él.
        Entre todos esos devotos suyos destaca mi amada madre SANTA TERESA DE JESÚS, quien fue devotísima hija de San José.  Es por eso que en sus escritos no deja de aconsejar su devoción, la misma que debe ir acompañada de su invocación, pero sobre todo de su imitación.  
        Dejemos pues hablar a Teresa de José, a quien confío sus Carmelos y toda la Orden:


1.- Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V 6,6).
Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, y de los peligros de que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece que les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; pero a este glorioso santo tengo experiencia de que socorre en todas, y quiere el Señor darnos a entender, que así como le estuvo sometido en la tierra, pues como tenía nombre de padre, siendo custodio, le podía mandar, así en el cielo hace cuanto le pide.
2.- Y esto lo han comprobado algunas personas, a quienes yo decía que se encomendasen a él, también por experiencia; y aun hay muchas que han comenzado a tenerle devoción, habiendo experimentado esta verdad (V 6, 6)
3.- Procuraba yo celebrar su fiesta con toda la solemnidad que podía, más llena de vanidad que de espíritu, queriendo que se hiciese bien y con muchos detalles, aunque con buena intención (V 6, 7).
4.- Querría yo persuadir a todos que fuesen devotos de este glorioso santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. No he conocido a nadie que le tenga verdadera devoción y le haga particulares servicios, que no lo vea más aprovechado en la virtud; pues ayuda mucho a las almas que a él se encomiendan (V 6, 7).
5.- Creo que ya hace algunos años que el día de su fiesta le pido una cosa y siempre la veo cumplida; si la petición va algo torcida, él la endereza para más bien mío (V 6, 7).
6.- Quien no hallare maestro que le enseñe a orar, tome a este glorioso Santo por maestro y no errará el camino. No quiera el Señor que haya yo errado atreviéndome a hablar de él; porque aunque publico que soy devota suya, en servirle y en imitarle siempre he fallado. Pues él hizo, como quien es, que yo pudiera levantarme y no estar tullida; y yo, como quien soy, usando mal de esta merced (V 6, 8).
6.- No me hartaba de dar gracias a Dios y al glorioso Padre mío san José, que me pareció que él lo había traído, porque fray Pedro era Comisario General de la Custodia de san José, a quien me encomendaba mucho, y a nuestra Señora (V 3, 7).
7.- Un día, después de comulgar, Su Majestad me mandó con mucha insistencia que lo intentara con todas mis fuerzas, y me hizo grandes promesas de que se haría el monasterio, y que Dios se glorificaría mucho en él, y que su título fuese de san José, que él nos ampararía en una puerta y nuestra Señora en la otra (V 32, 11).
8.- Una vez estaba en un apuro del que no sabía cómo salir, pues no tenía dinero para pagar a unos albañiles, y se me apareció san José, mi verdadero padre y señor, y me dijo que no faltaría dinero y que los contratara; y así lo hice, sin un céntimo. Y el Señor de modo maravilloso que asombraba a los que lo oían, me proveyó (V 33, 12).
9.- Al glorioso san José no vi con tanta claridad, aunque vi muy bien que estaba allí, como en las visiones que he dicho que no se ven (V 33, 15).
10.- Mas ¡ay, hijas!, encomiéndenme a Dios y sean devotas de san José, que puede mucho (Cc 28ª).
11.- Ya entonces yo oraba mucho a nuestro Señor, suplicándole que  no me fuese sin dejarles casa (en Sevilla), y hacía que las hermanas se lo pidiesen y al glorioso san José, y hacíamos muchas procesiones (F 25, 3).
12.- Las hermanas habían pedido mucho a san José que para su día tuviese casa (en Burgos), y sin pensar que la tendrían tan pronto, se lo cumplió (F 31, 36).
13.- Los días primeros de pascua, u otros días de solemnidad, podrán cantar Laudes, en especial el día del glorioso de san José (Const 1, 3).
14.- Aunque tenga muchos santos por abogados, tengan particularmente a san José, que alcanza mucho de Dios (Av 65).


http://www.caminando-con-jesus.org/sanjose/sanjoseporteresa.htm 

SAN JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA Y PADRE ADOPTIVO DE JESÚS - 19 de marzo


       San José ocupa en la Iglesia el lugar más alto y cercano a los hombres después de María.  Y esto es en razón del puesto singular que ocupa en la historia de la Salvación: Ser esposo de María y Padre adoptivo de Jesús.
        Es poco lo que los evangelios nos dicen de él, y es más, no tenemos de él ninguna palabra pronunciada por su boca o atribuida a él.  Y es que en San José, hombre justo, todo es ACTITUDES más que palabras.  No es hombre de palabras si no de VIDA.  Es por eso que José es modelo para todo cristiano y  para todo hombre de buena voluntad.  A veces nos cuestan las palabras o no somos fáciles de palabra, pero José nos enseña que lo importante no es eso sino VIVIR lo que creemos y decimos.  Sus actitudes son ejemplo a seguir: Actitud de escucha con María, con el Ángel, con el mismo Dios; actitud de compasión y tolerancia con María y el mismo Dios que lo lleva de un lugar a otro; actitud de justicia con su esposa porque sabe que ella es incapaz de haberle fallado y por lo mismo no quiere hacerla quedar mal; actitud de paz interior consigo mismo; actitud de servicio a través de su trabajo y por lo mismo a Jesús lo conocen como "el hijo del carpintero."
        Celebrar a San José es celebrar la obra de Dios en su vida, es comprometernos a imitarlo en sus diferentes actitudes, es dejar de ser hombres de "palabra" para pasar a ser hombres de ACCIÓN, pero  una acción que nace de la escucha de Dios y la aceptación de su voluntad.
        Ah, y honrarlo no es limitarnos a festejar superficialmente sus celebraciones litúrgicas, sino más bien partir de ellas, desde las resonancias bíblicas que bien lo presentan para impregnar nuestras vidas de ese gran amor que bien supo profesar a Dios, a María su esposa y a su hijo Jesús.
        Por último, celebrar a José es celebrar a  toda su familia, a la Familia de Nazaret de la que él fue protector y amoroso padre y esposo.
        Dispongámonos a celebrar sus festividades con mucha alegría y gratitud a Dios y al mismo José, quien nos ha demostrado que se puede ser "santo" sin mayor exigencia que la misma que nos propone Jesús: "Ámense unos a otros como yo los he amado"

lunes, 7 de marzo de 2011

MIÉRCOLES DE CENIZA - INICIÓ DE LA CUARESMA

        Con la celebración del "MIÉRCOLES DE CENIZA" durante la Eucaristía  empezamos el tiempo litúrgico de Cuaresma.  
        Este es un tiempo, o debe ser un tiempo de profunda renovación.  Debemos olvidarnos del ambiente de tristeza que generalmente lo acompaña y más bien debemos revestirnos de una interior alegría que se trasluzca hacia el exterior como bien lo recomienda el mismo Jesús (Mt. 6, 18).

        A continuación leamos el Evangelio que se nos propone a reflexión para ese día y estemos atentos a acoger el mensaje que Jesús nos da.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (6,1-6.16-18):

         En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. 
        Por tanto, cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
        Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará. 
        Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará

        En esta lectura Jesús nos propone hacer cosas muy prácticas, las mismas que tenemos que tener muy en cuenta en este tiempo de conversión.  Estas propuestas de Jesús son:

1.    Al dar limosna debemos hacerlo con mucha reserva, sin protagonismo alguno.
2.    Al orar, hay que hacerlo en soledad, en la sola presencia de Dios que todo lo ve.
3.    Al ayunar debemos cuidar que nadie lo note.

        Por lo expuesto en esta lectura son tres las prácticas fundamentales que Jesús nos propone para este tiempo, prácticas que si las hacemos bien nos ayudarán al cambio que este tiempo busca lograr en cada cristiano: Dar limosna, orar y ayunar
        ¿Cómo practicarlos?  Eso será motivo de reflexión en otro momento.  Que quede por nuestra parte, centrada la idea de esta lectura.