La violencia
del Estado.
La CVR ha recogido amplia evidencia de cómo en el combate
a los grupos subversivos se cometieron gravísimas y masivas violaciones a los
derechos humanos, lo que afecta en primer lugar a los gobiernos, que eran los
responsables del conjunto de la acción del Poder Ejecutivo, del cual dependen
las fuerzas del orden. Las violaciones más graves a los derechos humanos por
parte de agentes militares fueron: ejecuciones extrajudiciales, desaparición
forzada de personas, torturas, tratos crueles, inhumanos o degradantes. Entre
estos, la CVR condena particularmente la práctica extendida de violencia sexual
contra la mujer. Todos estos actos constituyen una deshonra para quienes fueron
sus perpetradores directos y para quienes, en su condición de superiores jerárquicos,
los instigaron, permitieron o encubrieron con mecanismos de impunidad.
La CVR afirma que en ciertos lugares y momentos del
conflicto la actuación de miembros de las FFAA no sólo involucró algunos
excesos individuales de oficiales o personal de tropa, sino también prácticas
generalizadas y/o sistemáticas de violaciones de los derechos humanos, que
constituyen crímenes de lesa humanidad así como transgresiones de normas del
Derecho Internacional Humanitario.
Eduardo Salas A.
Y quién te
ha ordenado, hermano,
mancillar a la inocente,
y quién te ha mandado, hermano,
a las pobres maltratar.
No se agravia a la inocencia,
no se mancha, no se ultraja
la verdad no se extravía,
reaparece y florece.
Y quién te ha ordenado, hermano,
al amor acribillar,
y quién te ha mandado, hermano,
al humilde eliminar.
Que la sangre de los pobres
clama al cielo por justicia,
que la vida no se acaba,
no se muere, resucita
Y quién te ha ordenado, hermano,
a abusar con tu fusil,
y quién te ha mandado, hermano,
despreciar al campesino.
La justicia no es venganza,
el respeto no es bajeza,
al honor no se deshonra,
la razón no se acobarda.
En nombre de Dios, te pido,
yo te mando, yo te ordeno,
en nombre de Dios que te ama,
busca siempre la justicia,
mancillar a la inocente,
y quién te ha mandado, hermano,
a las pobres maltratar.
No se agravia a la inocencia,
no se mancha, no se ultraja
la verdad no se extravía,
reaparece y florece.
Y quién te ha ordenado, hermano,
al amor acribillar,
y quién te ha mandado, hermano,
al humilde eliminar.
Que la sangre de los pobres
clama al cielo por justicia,
que la vida no se acaba,
no se muere, resucita
Y quién te ha ordenado, hermano,
a abusar con tu fusil,
y quién te ha mandado, hermano,
despreciar al campesino.
La justicia no es venganza,
el respeto no es bajeza,
al honor no se deshonra,
la razón no se acobarda.
En nombre de Dios, te pido,
yo te mando, yo te ordeno,
en nombre de Dios que te ama,
busca siempre la justicia,
no te
pierdas, no te hundas.
Masacre de Accomarca: 14 de agosto de 1985
El 14 de Agosto de 1985, 69 campesinos del distrito
ayacuchano de Accomarca fueron ejecutados extrajudicialmente en la zona
denominada LLoccllapampa, por efectivos militares pertenecientes al Comando
Político Militar de Ayacucho, que recibían órdenes del general Wilfredo Mori
Orzo.
Este mando militar obtuvo información de inteligencia,
que indicaba que en la quebrada de Huancayocc había presencia de Sendero
Luminoso, y por ello, ordenó al Estado Mayor del referido Comando Militar la
elaboración de un Plan de intervención.
El Plan Huancayocc tenía como objetivo: capturar y/o
destruir a los elementos terroristas existentes en dicha quebrada. Para ello,
se contó con cuatro patrullas: dos asignadas como las Compañías Lince 6 y Lince
7, que tenían por misión destruir una escuela popular; y dos pertenecientes a
las bases circundantes a la zona de Accomarca (patrulla Lobo y Tigre),
encargadas del bloqueo de posibles rutas de escape.
Durante la mañana del 14 de agosto del referido año, las
patrullas Lince 6 y Lince 7 incursionaron al poblado de Huancayocc, y siguiendo
lo establecido en el plan de operaciones, ingresaron violentamente a cada una
de las casas de los campesinos, a quienes les indicaron que se realizaría una
asamblea en la zona de Lloccllapampa.
Sin embargo, algunos campesinos, sumamente asustados y
creyendo que los iban a matar (reacción comprensible debido a los abusos que
cometían los efectivos militares), decidieron huir y esconderse en matorrales y
arbustos de las zonas aledañas.
En tanto, los demás campesinos, que eran más de 63,
fueron reunidos en la zona de Lloccllapampa, específicamente en un lugar
denominado Hatumpampa. Ahí los militares los dividieron en dos grupos: a los
varones los golpearon salvajemente y encerraron en la vivienda del campesino
Cipriano Gamboa; mientras a las mujeres y niños en la casa de el también
campesino César Gamboa. Previamente, a las mujeres las condujeron a los
arbustos cercanos donde los militares las violaron sexualmente.
Tras encerrarlos en las viviendas, los militares acusaron
de terroristas a todos los campesinos presentes, sin tomar en cuenta a los
ancianos y niños, y procedieron a disparar sin piedad contra las personas
recluidas. Ni los desgarradores gritos de los varones, mujeres y niños lograron
aturdir a los militares, quienes por el contrario, procedieron a incendiar las
casas para finalmente detonarlas con granadas.
Esta masacre ocurrió al promediar las ocho y media de la
mañana. Recién a las cuatro de la tarde, y tras cerciorarse de que nadie haya
quedado vivo, los efectivos militares se retiraron. Sin embargo, no se
percataron de que algunos campesinos lograron sobrevivir, pues se habían
escondido en los matorrales. Ellos fueron testigos del condenable suceso.
Asesinato de los testigos, encubrimiento de los hechos e investigación
del Senado
Estos sucesos salieron a la luz pública a raíz de las
denuncias de los familiares y testigos de las masacre. Sin embargo, pese a las
denuncias, los altos oficiales del Ejército peruano negaron las ejecuciones
extrajudiciales.
Mientras en Lima los militares se reunían con el
presidente de la República, Alan García Pérez, y eran citados por el Senado;
algunos sobrevivientes y testigos de los hechos eran ejecutados en Accomarca
por militares que habían recibido la orden de “limpiar la zona” con el fin de
encubrir los hechos. Es así, que el 8 de setiembre de 1985, un grupo de
efectivos militares asesinó a la anciana Brígida Parez Chávez y su hijo
Alejandro Baldeón Parez.
El siguiente video narra los horrores vividos por nuestros
hermanos y hermanas de Accomarca.
Que todo fue un mal entendido y muy trágico .Por que los militares creyeron que los campesinos (hombres, mujeres y niños) eran terroristas y los mataron a sangre fría .Pero la mayoría de los campesinos lograron salvarse porque intuyeron lo que podría pasar y se refugiaron en los matorrales y arbustos lejanos.
ResponderEliminarBRAYAN ARIAS 4to D
Me parece algo denigrante la manera en como destruyeron un pueblo, una comunidad.
ResponderEliminarFue algo muy injusto lo que hicieron. El panico, el terror que sintieron estas personas sobrepasa nuestras espectativas, supongo.
Creo que siempre debemos tener Presente estas cosas porque un pais que Olvida vuelve a Repetir su historia.
Cristina Antonella Tamayo Cruz 4° "B"