Hoy la Iglesia toda celebra la memoria de San Ignacio de
Loyola, fundador de los Jesuitas o Compañía de Jesús.
Debo reconocer que
hace muchos años, cuando oí hablar de él, no me agradó mucho su
vida; debe haber sido porque particularmente en ese tiempo gustaba de leer vidas de santos y
santas "contemplativos" y con muchas experiencias de apariciones y cosas
semejantes. Lo curioso es que en la vida de San Ignacio ambas
cosas, contemplación y experiencias místicas, se dan, pero por alguna
razón las pasé por alto cuando algo leí de él.
Lo cierto es que hoy por hoy, Ignacio es
uno de los santos que más amo, después de mis padres Teresa y Juan, y
la razón estriba en que en estos últimos años he estado leyendo algunos libros
de escritores jesuitas, los mismos que me han estado ayudando en mi
vida personal en general. Además de ello llevo confesándome desde 1997 con
sacerdotes jesuitas que mucho me han ayudado en mi vida de a pie. Y
finalmente he estado leyendo la vida y obras de algunos sacerdotes jesuitas
que igualmente me han estado ayudando e iluminando en vida y accionar en
todo momento, aunque debo reconocer que he sido poco coherente con la
aplicación de todo lo aprendido en la escuela
de Ignacio. Quisiera resaltar el nombre de algunos de esos
sacerdotes jesuitas cuyas vidas me han dado luces:
1.
Teilhard de Chardin.
2.
Luis Espinal.
3.
Gregory Boyle.
4.
Ignacio Ellacuría.
5.
Anthony de Mello.
6.
James Martin.
7. Egide van Broeckhoven.
7. Egide van Broeckhoven.
He conocido a Ignacio gracias a sus
hijos y hoy puedo reconocer que lo amo y lo tengo muy presente en mi vida.
Doy gracias a Dios por el don de Ignacio
a la Iglesia y por el don de sus hijos que tanto bien siguen haciendo en medio
de su Pueblo.
Si desean conocer algo más de la vida de este gran santo
pueden ingresar al siguiente link:
Debo agregar que este amor y devoción a san Ignacio
de Loyola y a sus hijos se sitúa en el contexto de la experiencia de Santa
Teresa de Jesús, mi madre, quien quería mucho a los Jesuitas y
gustaba confesarse con ellos; especialmente uno de ellos, San Francisco de
Borja, la confesó y confirmó en su vida de comunión con Dios.
Santa Teresa de Jesús y San Francisco de Borja |
Cuenta santa Teresa en el Libro de su Vida la relación que
durante un tiempo mantuvo con san Francisco de Borja: "En este tiempo vino a este lugar el padre
Francisco, que era duque de Gandía y había algunos años que, dejándolo todo,
había entrado en la Compañía de Jesús. Procuró mi confesor, y el caballero que
he dicho también vino a mí, para que le hablase y diese cuenta de la oración
que tenía, porque sabía iba adelante en ser muy favorecido y regalado de Dios,
que como quien había mucho dejado por Él, aun en esta vida le pagaba. Pues
después que me hubo oído, díjome que era espíritu de Dios y que le parecía que
no era bien ya resistirle más, que hasta entonces estaba bien hecho, sino que
siempre comenzase la oración en un paso de la Pasión, y que si después el Señor
me llevase el espíritu, que no lo resistiese, sino que dejase llevarle a Su
Majestad, no lo procurando yo. Como quien iba bien adelante, dio la medicina y
consejo, que hace mucho en esto la experiencia. Dijo que era yerro resistir ya
más. Yo quedé muy consolada, y el caballero también holgábase mucho que dijese
era de Dios, y siempre me ayudaba y daba avisos en lo que podía, que era mucho."
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