Hoy en el Carmelo
celebramos la memoria de San Alberto de Trápani, Sacerdote Carmelita de la
Antigua Observancia.
En realidad se sabe muy poco de él y debe ser porque al ser un
santo de los más antiguos de la Orden como que su vida se confunde con los
estilos propios de su tiempo y que muchas veces llenaron las vidas de los
santos con hechos tan portentosos que los hacían más admirables que
imitables, y lo cierto es que el hombre de hoy necesita modelos de vida que
sean fáciles de seguir y emular.
Ciertamente que San Alberto de Trápani es uno de esos santos, como
todos lo son en realidad, que es posible tener como modelo de seguimiento de
Jesús y de eso se trata, de hacer su vida entendible para el hombre y la mujer
de hoy. Creo que la riqueza de la vida de los santos, sea cual sea su momento
histórico, es la capacidad de trascender el tiempo haciéndose modelo de todos.
Quisiera resaltar algunos aspectos de su vida que bien
podrían servir a las personas de hoy:
+
Fue un hombre de profunda comunión con Dios a través de la oración. En
este sentido nos recuerda hoy la importancia de tener espacios de encuentro con
Dios que es el mismo ayer, hoy y siempre.
+
Fue un hombre profundamente caritativo, solidario, atento a
las necesidades de las personas de su tiempo.
+
Fue un hombre que hablaba a la gente con claridad y convicción, lo
que nos enseña la importancia de ser auténticos y valientes a la hora de decir
las cosas.
+
Fue un hombre profundamente respetuoso de su cuerpo y del de los demás, de ahí
que sus biógrafos resaltan su pureza, la misma que no tendría sentido si es que
no se sustenta en el respeto y proyección a los demás en
el ejercicio de un auténtico amor.
Estas son, entre otras, las enseñanzas que nos da san Alberto de
Trápani, un santo para todos los tiempos.
En el oficio propio que
tiene el santo se reza un precioso himno. En él se encuentran elementos
biográficos y se perciben elementos propios de la época. Sin embargo no
deja de ser una joya litúrgica que nos acompaña en la oración en su día.
Hoy nace para el cielo
Alberto Carmelita;
celestes moradores
a Alberto felicitan.
Las galas mundanales
valiente menosprecia,
y, entrando en el Carmelo,
a Dios todo se entrega.
Con dura penitencia
domando las pasiones,
será sol que difunde
sagrados esplendores.
Satán pretende astuto
que la oración acorte;
Alberto persevera
orando día y noche.
Desde tu gloria mira,
hermano, a tus hermanos,
que, como tu, de Cristo
ser copia procuramos.
Uno y Trino, a Ti, gloria
dios padre, con Dios Hijo
y Dios santo Paráclito
por siglos infinitos. Amén.
Y si quieren conocer sobre él, recomiendo leer una biografía muy bien elaborada que nos lo presenta con datos históricos y nos lo muestra en facetas creíbles.
Debo agregar que Santa Teresa de Jesús, nuestra madre, fue muy
devota de san Alberto a quien llamaba «nuestro padre San Alberto». Además san Alberto encabezaba la
lista de sus protectores. Por otro lado mandó pintar imágenes de él, e incluso mandó traducir del latín alguna biografía suya.
No hay comentarios:
Publicar un comentario