jueves, 7 de noviembre de 2013

BEATA ISABEL DE LA TRINIDAD - BIOGRAFÍA


       El celebre Cardenal Mercier, de paso por Dijon quiso venerar el sepulcro de la entonces sierva de Dios Isabel de la Trinidad.  Al explicarle la Madre Priora que solo había sido religiosa carmelita seis escasos años, exclamó: "¡Aquí se llega a ser santas muy deprisa!".
Isabel de la Trinidad, que se puso ese nombre por su gran amor a Los "TRES", como ella gustaba llamar a la Santísima Trinidad, en el siglo se llamó Isabel Catez Rolland.  Nació en el campo militar de Avor, cerca de Bourges (Francia), el 18 de julio de 1880.  Sus padres fueron Francisco José Catez y María Rolland; ambos fueron buenos cristianos y supieron inculcar en Isabel y Margarita -su hermana y confidente- el amor a Dios y al prójimo.  Cuando Isabel tiene apenas siete años fallece su Padre después de una larga enfermedad sufrida cristianamente y entonces irán a vivir en la ciudad de Dijon.
Es bautizada en la Capilla de Avor el 22 de julio de 1880, fiesta de Santa María Magdalena, santa a la que profesó gran devoción.  El 19 de abril de 1891 hizo su Primera Comunión en la Parroquia de San Miguel en Dijon; al salir de la Iglesia Isabel le dirá a su amiga María Luisa Hallo: "Ya no tengo hambre. Jesús me ha saciado" (Palabras Luminosas en el mundo).  Durante la primavera de 1891 se confesará por primera vez y se verificará un cambio radical en su conducta.  El 08 de junio de 1891 recibe el sacramento de la Confirmación.
Durante su juventud asistirá a la Parroquia de San Miguel de Dijon y en ella realizará un fecundo apostolado apadrinando a los hijos de los trabajadores del tabaco, dando catequesis a los niños que se preparaban para la primera comunión y formando parte del coro parroquial.
Desde temprana edad sintió el llamado a unirse a Jesús por medio del voto de virginidad, he aquí su bello testimonio: "Iba a cumplir catorce años cuando un día, durante mi acción de gracias, me sentí irresistiblemente impulsada a escogerle  por mi único Esposo.  Sin más dilaciones me uní a Él con voto de virginidad.  Nada más nos dijimos.  Pero nos entregamos el uno al otro con un amor tan intenso que la resolución de ser totalmente suya se hizo entonces más definitiva" (Palabras Luminosas en el mundo).
Su vocación al Carmelo surge durante su adolescencia: "Otro día después de la comunión sentí pronunciar la palabra Carmelo dentro de mi alma.  Desde entonces sólo pensé sepultarme detrás de las rejas" (Palabras Luminosas en el mundo).  Y en otra ocasión: "Esta mañana, durante la acción de gracias, he comprendido que el Señor me llama al Carmelo" (Palabras Luminosas en el mundo).
El 02 de agosto de 1901, superadas todas las dificultades, sobretodo la negativa de su madre, ingresó en el Carmelo de Dijon.  Desde el principio se entregó de lleno a su vocación, a la que amará con toda su alma: "Esta es la vida del Carmelo: vivir en Él... Ama el silencio y la oración porque constituyen la esencia de nuestra vida carmelitana... Observarás que nuestra Orden es muy antigua pues se remonta hasta los profetas.  ¡Ah! Cuánto me agradaría poder cantar todas sus glorias...  Amemos nuestro Carmelo.  Es incomparable.  En cuanto a la Regla, Germanita mía, ya verás algún día, qué hermosa es" (Carta Nº 118 a la señorita Germana Gémeaux del 14 de setiembre de 1902).  Así de enamorada estaba Sor Isabel de la vida que había abrazado.
No son muchas las obras que escribió y sin embargo es una de las figuras mas destacadas de la espiritualidad contemporánea.  Con el ejemplo de su vida y con sus escritos, breves pero profundos, ejerce un influjo desde hace muchos años muy grande en cuantos tratan de vivir mejor la vida de perfección.  Quiera Dios que pueda ser declarada Doctora de la Iglesia ya que cumple con las condiciones que el Papa Benedicto XIV señaló como indispensables para ser nombrado oficialmente doctor de la Iglesia: doctrina eminente (El nuevo camino espiritual que ha descubierto de Alabanza de Gloria), santidad notoria (Ya es Beata y falta sólo la canonización) y declaración del Papa o del Concilio (tenemos que hacer crecer una fuerte corriente de opinión a favor de su doctorado).  Ya en el libro de los "Recuerdos", escrito por la Madre Germana, en el capítulo 18 de los testimonios, entre otros, leemos: "Un venerable Canónigo de Inglaterra nos escribe las siguientes líneas: <Su futura Santa Isabel de la Trinidad es para su servidor la angelical Doctora de la vida Carmelitana y Sacerdotal, que para mí es una misma cosa.  Su gran mérito consiste en ser tan realizable como imitable, por más que se trate de la cumbre misma de la perfección...>".
Comprometámonos en orar para que nuestra pequeña Alabanza de Gloria sea declarada Santa y para que sea proclamada doctora de la Iglesia como Santa Teresa del Niño Jesús con su camino de la Infancia Espiritual. 
Sus principales escritos son:
1.     "Epistolario" (301 cartas).  Entre las que destacan:
a.            Carta - Tratadillo sobre la grandeza de nuestra  vocación (Carta Nº 276 a Francisca Sourdon - 11/09/1906).
b.           Carta - Mensaje "Déjate amar" (Carta Nº 301 a la Rvda. Madre Germana de Jesús - Noviembre de 1906).
2.    "Misivas Espirituales" (27).
3.    "Diario Espiritual".
4.    "Composiciones Poéticas" (119).
5.    "Oraciones" (02).
6.    "Elevaciones Espirituales" (04).
7.    "Elevación a la Santísima Trinidad".
8.    Tratados Espirituales (02):
a.    "Como hallar el cielo en la tierra".
b.    "Ultimos ejercicios espirituales de Laudem Gloriae".
9.    Palabras Luminosas:
a.            En el mundo.
b.           En el Carmelo.
En la experiencia de Sor Isabel es clave la vivencia del misterio de la Inhabitación Trinitaria, Misterio que será el centro de su vida y del que será mensajera.  Ya en el mundo sentirá esa misteriosa presencia de la Trinidad en su alma que la llevará a exclamar: "Estoy habitada" (Palabras Luminosas en el mundo).  Pero será en el Carmelo donde ha de profundizar y llevar a plenitud su vocación Trinitaria: “He hallado mi cielo en la tierra pues el cielo es Dios y Dios está en mi alma.  El día que comprendí esta verdad todo se iluminó en mí.  Quisiera revelar este secreto a todas las personas a quienes amo para que ellas se unan siempre a Dios a través de todas las cosas y se cumpla así la oración de Jesucristo: Padre, que sean completamente uno (Jn. 17,23)"  (Carta Nº 110 a la señora Condesa de Sourdon - 1902).
Un aspecto importante y central de la espiritualidad de Sor Isabel de la Trinidad es su deseo de ser una humanidad suplementaria de Cristo: "Seamos para El como una humanidad suplementaria donde pueda renovar todo su misterio.  Le he pedido que se instale en mí como Adorador, Reparador y Salvador". (Carta Nº 193 al Seminarista Andrés Chevignard del 29 de noviembre de 1904).  Esta conformación con Jesús se hará realidad hasta el extremo, es decir hasta ser, por decirlo de una manera, la réplica viva del Crucificado: "Quiero conocerlo; quiero probar el poder de su resurrección y tener parte en sus sufrimientos, hasta ser semejante a Él en su muerte" (Fil. 3,10).
Probablemente a finales del año 1904 tiene un encuentro trascendental con una religiosa, Sor Amada de Jesús, quien le comunica una frase que ha leído en San Pablo: "Dios nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos para alabanza de su gloria" (Ef. 1,12).  Sor Isabel tiene entonces una intuición maravillosa, ha descubierto el destino de su vida, ha encontrado su verdadero nombre, un nombre carismático: LAUDEM GLORIAE.  Tiene conciencia de haber sido elegida para ser en el Carmelo la Alabanza de Gloria de la Santísima Trinidad.  Su entusiasmo es desbordante y se lo comunica a las personas de su intimidad: “Voy a hacerle una confidencia muy íntima: Mi ideal consiste en ser la Alabanza de su gloria.  Lo he leído en San Pablo (Ef. 1,12).  Mi divino Esposo me ha dado a entender que esta es mi vocación desde el destierro, en espera de ir a cantar  el sanctus eterno en la ciudad de los Santos.  Pero esto requiere gran fidelidad.  Ser Alabanza de gloria exige estar muerta a cuanto no sea Él para vibrar sólo a impulsos de su toque divino" (Carta Nº 210 al Canónigo Sr. Angles - Diciembre de 1905).  Ser Alabanza de gloria es el camino nuevo que sor Isabel ha descubierto, es la misión carismática que Dios le ha dado en el misterio de la Iglesia, este es su aporte al pueblo de Dios y que nosotros, hijos del Carmelo, debemos ayudar a hacer conocer.
Aquilatada por pruebas espirituales y físicas recibió de Dios gracias místicas que la fueron preparando para el definitivo encuentro.  Una de ellas la recibió en la mañana de la Ascensión de 1906, es la gracia de la presencia sensible de la Santísima Trinidad en su alma: "...El Señor me concedió una gracia tan especial que perdí la noción del tiempo.  Esta mañana he escuchado en el fondo de mi alma estas palabras: <si alguno me ama, mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él>. (Jn. 14,23).  He comprendido inmediatamente la verdad de esta expresión.  Me es imposible manifestar de qué modo se me revelaron las Tres Divinas Personas.  Sin embargo, yo las veía celebrar dentro de mí su consejo de amor.  Me parece que sigo viéndolas así.  ¡Oh, que grande es Dios y cuánto nos ama!"  (Palabras Luminosas en el Carmelo).  La otra fue la gracia de la Herida o toque de Amor: "Ayer por la noche, cuando mi alma sufría una especie de desfallecimiento total, me sentí de repente invadida  por el Amor.  No encuentro palabras para expresar lo que experimenté.  Era un fuego de una dulzura infinita y, al mismo tiempo, parecía producirme una herida mortal.  Creo que si se hubiese prolongado hubiera muerto" (Palabras Luminosas en el Carmelo). 
Días antes de su muerte repitió la misión que esperaba desempeñar en el cielo: "Presiento que mi misión en el cielo consistirá en atraer a las almas, ayudándolas a salir de ellas mismas, para unirse al Señor a través de un movimiento sencillo y amoroso, y conservarlas en ese gran silencio interior que permite a Dios imprimirse en ellas, transformarlas en Él" (Carta Nº 295 a Sor María Odilia del 28 de octubre de 1906).
En su última carta, dirigida a la Madre Germana de Jesús, su "Sacerdote Santo" - como gustaba llamarla -, nos lega a los hijos del Carmelo y a cuantos se sientan llamados a seguirla en ese nuevo camino de santificación, su herencia espiritual: "...Al partir de este mundo le dejo en herencia la vocación que tuve dentro de la Iglesia militante, vocación que yo cumpliré ininterrumpidamente en la Iglesia triunfante: Ser Alabanza de gloria de la Santísima Trinidad" (Carta Nº 301 a la Rvda. Madre Germana de Jesús - Noviembre de 1906).
Las últimas palabras inteligibles que pronunció en este mundo fueron: "Me voy a la luz, a la vida, al amor" (Palabras Luminosas en el Carmelo).  Su vida se extinguió el 09 de noviembre de 1906 al toque del Angelus.  Eran las seis menos cuarto de la mañana.  Con su cuerpo recostado sobre el lado derecho, con su cabeza echada hacia atrás y con sus ojos abiertos y contemplando el cielo, Sor Isabel traspasó los umbrales de la eternidad para ser una ALABANZA DE GLORIA en la Iglesia Triunfante; es así como ella misma lo había dicho: "Apenas penetre en el umbral del cielo, me lanzaré como una flecha al seno de mis Tres.  Una Alabanza de gloria sólo puede ocupar ese puesto en la eternidad.  Me abismaré en ellos cada vez más" (Palabras Luminosas en el Carmelo).
El Papa Juan Pablo II la consideró entre los maestros que más influyeron en su vida espiritual.  El mismo Sumo Pontífice la declaró Venerable el 12 de julio de 1982 y la beatificó solemnemente en la Basílica de San Pedro - Roma, el 25 de noviembre de 1984, solemnidad de Cristo Rey.

El Carmelo Teresiano celebra su memoria el 08 de noviembre.

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